jueves, 9 de octubre de 2008

Madres

"Parteras de guatemala", Associated Press



De repente, en el mes del comercial "Dia de la Madre", no paro de sentir madres (y a la consentida maternidad) en todos lados. En el subte, lugar predilecto para mis inspiraciones vespertinas, comienzo a escribir eso que da vueltas y vueltas en mi cabeza hace varias semanas, y que, casi en un acto de revolución infantil, halló su conclusión el sábado por la noche en la sala del Sábato viendo "Frágil" (obra de teatro muy recomendable, por cierto). Yo no sabía, o no me acordaba bah, que lo había entendido. Miré hacia arriba por un impulso (no hacerlo hubiera sido deshonesto con aquello que estaba a punto de ser en mi papel), no habia mujeres embarazadas a quien cederles el asiento. Me acomodé, deslizando levemente la espalda en el asiento y adelantando las rodillas, solo entonces ordené:



Por un acto egoísta nos conciben y nos paren; e inmediatamente, como si el remedio fuera la enfermedad, como si viviéramos en el mundo del revés, como si el círculo se cerrara a si mismo rompiéndose, instantaneamente así, es aniquilado el egoísmo a manos del egoísmo. Ya no están solas; ahi estamos nosotros, ahora ellas para nunca más son uno, sino dos.

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