jueves, 20 de marzo de 2008

Dias de Mujer


Día de la Mujer. La Trastienda. La ausencia de la vorágine porteña, hace que olvidemos que estamos en su corazón. Sabe a domingo en el Centro, bah.
(Nota: Cómo nos pesa el barrio. Nos marca a fuego esta actitud demasiado pajuerana para citizen, y demasiado oriunda para campesinas)
Miro a los adolescentes que copan la fila y no termino de entender si es una parodia futurista de los Ochenta, o si yo para llegar a Buenos Aires en vez de un avión me tomé un Delorean. Me quedo con la duda.
Dentro nos esperan: una mesa, dos sillas y un Cabernet. Las Sirenas van desfilando sobre el escenario. De repente toman la forma de mi madre, casi sin escala son mis abuelas, mi maestra de quinto grado, y así…¿será que todavía nos persigue, desde los tiempos más remotos, un arquetipo femenino?. ¿Somos finalmente, lo mismo? ¿La misma especie, la misma clase, distinto grado? Me quedo con la duda una vez más.
Varias experiencias de la vida cotidiana me llevan una y otra vez a ese momento, como si se tratara de la pinza que une los eslabones de una cadena que es en este momento es mi-desordenada-vida. Quizás porque la música es el único lenguaje universal que persiste, hay revelaciones que nos vienen en forma de canciones. ¿Será este uno de los caminos que nos lleve peregrinando a la cima? Me queda la duda, nuevamente.
Julianna Gatas nos regala un solo impecable. Una fanática grita: “Juli, diosa”.
El reconocimiento, al final, es complicidad del que oye, mira o percibe el arte creado por el artista. ¿Compartir los mismos ojos durante un parpadeo?(Los segundos que flota en el aire una frase, desde que sale de una boca hasta que llega; las milésimas que nos cuestan el ver una ventanita en un cuadro). Patria de ídolos en cada esquina. ¿Cuál es el precio de convertirse en fetiche?Hoy, mientras la imagen de un hombre que está lejos me persigue a todos lados, me dejo de preguntas y de dudas: me quedo con los hermosos versos de Lucas Marti, renaciendo de las profundidades de Mariana Baraj.

Te cambio mi pasión por algo. Intercambiémonos afectos. O pon papeles en mis manos, para atenuar a este dragón que siempre quiere un poco más.[…]Esta dama empieza a suspirar su ilusión. Cuéntale que planes escoltas para este amor. Dale a esta muñeca lo que el cuento le mostró, no hagas que despierte de las fauces […] Expuesta al podio la crucifixión de un cruel observador […] Mi reloj además de anclar dice adiós[…]Tesoro, mi tesoro… sos mi amor, todo incluido vos. Lo mío es tuyo como tuyo fue lo que me diste vos.Te cambio mi pasión por algo. Intercambiémonos afectos. O pon papeles en mis manos, para atenuar a este dragón que siempre quiere un poco más...
(¿Venderán en el Supermercado alimento para dragones con sabor a entrañas? Si alguien sabe, me avisa)

sábado, 15 de marzo de 2008

Vaquitas de modê

[Danu Dixit]


Sabias que hay un lugar del mundo donde las vacas tienen flequillo?!?!?!......Son hermosas.

viernes, 14 de marzo de 2008

Puntos de fuga







Escena numero dos. Un hombre, pongámosle de nombre: Ernesto... porque aparentemente es importante llamarse Ernesto. Y fue un hombre importante, qué decir. Por lo menos para mí, cuando era adolescente y todavía no me había enterado de que lo era.


Ernesto escribe sentado en su sillón. Ese sillón no combina con el color de la pared, pero él esta inmerso en la escritura y ni lo nota. La historia es de un hombre que se enamora de una mujer. Juan Pablo Castel y María Iribarne. Una historia del común, menos para aquellos que están siendo escritos por Ernesto y la padecen en carne viva.


Escena número tres. Una mujer es mirada por un hombre mientras mira un cuadro en donde hay una mujer en una ventana. Juan Pablo entiende que María acaba de entenderlo todo. Y el todo es él.


Escena número uno. Una muchacha, pongamosle de nombre: Karina. De importante no tiene nada. O nada más que el grueso. Karina escribe en una ventana de su computador dos escenas de la historia de un libro increíble, intentando explicar que la ventana que mira María es una fuga. Y que su ventana también.





Porque para eso se escribe, piensa. Para crear un mundo al cual fugarse un rato.



Quizás mi intención de explicar fue fallida. Entonces dejo, lo que logró explicarmelo a mi.





— ¿Sabes qué es un punto de fuga?
Lo miré. Vidal estaba de perfil. Me fijé en que tenía los párpados algo hinchados y caídos. Era la cara más blanca con el pelo más negro que yo había visto nunca. Andaba despistado en una lejanía y a lo peor se echaba a volar hacia ella en cualquier momento.
— Es cuando el paisaje ya no sigue porque la vista no alcanza. ¿No ves? Hay un punto, allí lejos, del que no puedes continuar. La tierra sigue, la llanura, los árboles, pero ni tú ni yo los vemos. Ese punto del que no puedes avanzar, a no ser con la imaginación o el catalejo, o con otra cosa, es el punto de fuga.
— ¿Por qué lo llamas punto de fuga?
— Porque si yo pudiera atravesarlo, entonces ya no me importaría lo que veo, sino lo de más allá, me fugaría de esto, me iría, sería otro.


(Fragmento de "La media distancia" de Alejandro Gándara)